La voz sucumbe.

Te he pensado en el origen estelar constante
En ese infinito mundo nuestro
Tu piel aligerante sobre mis desdeños
Tus besos remedios a todo este caos interno
Tú, la del toque en mi cuerpo desprotegido
Tan sublime como hoy hermosos sigilos
El espacio que sucumbe de tu voz melodía
Las puertas al cielo abiertas por ti, un ángel.
Deja que toda nube me lleve a tus cielos
Donde podré vivir todo lo que siento
Tus palabras suaves dramas de la vida cotidiana
Mujer, haz de mi tu infinito sueño.
Que ni tu sentir acabe con todo esto
Por siempre tú y yo en el tejado viviendo
Abraza mis caricias en tu velo.
Despide a tus suaves y ligeros pensamientos
Que quiero entrar ahí para yo protegerlos
Haz que mi vida rote entre tus párpados inmediatos
Que la noche se convierte en día con tus alegrías
Los vientos se retuerzan de dolor por tus agitares.
Colorea mi silueta y demuestra tu magnificencia.
Sé que vivirás siempre en lo más alto, tú, mi estrella.

Te dejé una nota.


Sigo buscando y aun no me encuentro, pero tú sigues aquí viendo una a una mis desesperanzas de ser quien yo fui. Un ser obstinado a ti que muere aun por ti, pero que día a día sin darse cuenta se está perdiendo de la mejor mujer de toda su vida, yo, ahora dueño de cosas que ya no son, no quiero seguir cayendo en más de esto. Quiero alegrar tus mañanas y dormir siempre al lado derecho de tu almohada, quiero acariciar tus ojos y compartir esos sueños hermosos. No quiero que seas parte de mi pasado porque ya te escribí como mi futuro. Quiero verte aquí siempre, pero yo no quiero que veas a este quien daña tu vida y no te hará feliz como tú siempre querías, quiero que acaricies a un notable hombre que vive de ti y se encarga de vencer tus miedos y hacerte ver un mundo diferente al tuyo. Así puedo ser yo.