Vuelta a Casa


Vuelve el hombre con la saciedad del amor encontrado
Después de haber su alma a muerte condenado
En silencio cae sobre los brazos de los ojos encantados
Uno a uno sus sueños tienen manos
Las cuales los llevan fuera de este mundo humano
Eres tú, con tu sonrisa de mañana
La cual hace retumbar cada segundo en mi alma
Son silencios los que sobran en nuestra noche anhelada
Es tu piel cayendo como velo de seda en nuestro paseo
Eres tú mirando mis miedos y arrancándolos desde adentro
Y soy yo quien cae sobre tus estrellas perdido fuera del planeta
Quiero ser yo quien permanezca entre tus ligeros pasos
Llegar hasta el más íntimo de tus secretos
Ver esa paz que dibujas en tu rostro de mujer infinita.

Ceguera


Puedo ver que mi felicidad destruye pena a pena
La sensación de tus pálidas manos es la silueta
Tal vez pasen años para carecer de encantos
Aquellos que me harán sentir que estoy contigo en lo alto
En un inocuo cuarto lleno de mis arrebatos
Te detuviste para recibir todo eso que está en mi postrado
Mis dedos resbalando de un sueño que no recuerdo.
Por aquí antes ya se ha pasado el malestar de soledad
Senderos sin luz de tus ojos, enfriando el ocaso.
Descendieron los ángeles internos para velar tu sueño
Seremos más que dos mientras por el alma atados estemos.
Y sin golpes de vida, porque te defenderé con mi alma del infierno.
Levantaré mi espada y atinaré contra las nuevas venganzas
Hechizarás las patrañas con tu leve e inapreciable sonrisa de mañana.

Grito de Vuelta

La sutura de mi cuerpo por el ardido de sus latidos
Neutralidad ínfima de lado de mi esperanza mortal
Enlazadas lianas que sobresalen de la naturalidad
El blanco de su rostro que definen y encaminan esa paz
Las vertientes debajo de sus pestañas son la razón para amar.
Extendidos y sobrevalorados los tactos por el tiempo pasar.
Ha llegado la catarsis para volver a amar.

La voz sucumbe.

Te he pensado en el origen estelar constante
En ese infinito mundo nuestro
Tu piel aligerante sobre mis desdeños
Tus besos remedios a todo este caos interno
Tú, la del toque en mi cuerpo desprotegido
Tan sublime como hoy hermosos sigilos
El espacio que sucumbe de tu voz melodía
Las puertas al cielo abiertas por ti, un ángel.
Deja que toda nube me lleve a tus cielos
Donde podré vivir todo lo que siento
Tus palabras suaves dramas de la vida cotidiana
Mujer, haz de mi tu infinito sueño.
Que ni tu sentir acabe con todo esto
Por siempre tú y yo en el tejado viviendo
Abraza mis caricias en tu velo.
Despide a tus suaves y ligeros pensamientos
Que quiero entrar ahí para yo protegerlos
Haz que mi vida rote entre tus párpados inmediatos
Que la noche se convierte en día con tus alegrías
Los vientos se retuerzan de dolor por tus agitares.
Colorea mi silueta y demuestra tu magnificencia.
Sé que vivirás siempre en lo más alto, tú, mi estrella.

Te dejé una nota.


Sigo buscando y aun no me encuentro, pero tú sigues aquí viendo una a una mis desesperanzas de ser quien yo fui. Un ser obstinado a ti que muere aun por ti, pero que día a día sin darse cuenta se está perdiendo de la mejor mujer de toda su vida, yo, ahora dueño de cosas que ya no son, no quiero seguir cayendo en más de esto. Quiero alegrar tus mañanas y dormir siempre al lado derecho de tu almohada, quiero acariciar tus ojos y compartir esos sueños hermosos. No quiero que seas parte de mi pasado porque ya te escribí como mi futuro. Quiero verte aquí siempre, pero yo no quiero que veas a este quien daña tu vida y no te hará feliz como tú siempre querías, quiero que acaricies a un notable hombre que vive de ti y se encarga de vencer tus miedos y hacerte ver un mundo diferente al tuyo. Así puedo ser yo.

La Silueta Abrazadora


Eh! Aquí en el asiento fiel a la derecha del viento
Queriendo acariciar tu rostro, aquí en el silencio.
Lejano porque hoy estas en el cielo distante
Yo, acongojante y enloquecido por encontrarte
La mirada se hace cegadora frente a un mar de almas que lloran
Tú, donde la calma por fin brota, ven hacia mi.
Gran princesa soñadora. Presa de amor por mis pupilas
Que se dilatan al verte tan cercana en mi amanecida
Vuelve silueta de placer dentro de mi agonía
Haz que todo sea como el color de tus mejillas
Vuelve una vez más y acaricia mi brillo alborotante
Con gran sed de alcanzarte y una vez más besarte
Cae en mis brazos para tomarte en ellos amarrarte
Destila tu preciosa piel sobre mi estruendo de hombre
Sobre el cual tú has dibujado un hermoso cuadro
Pintando el lienzo de mi hambre por ti, soñadora.
Quiero verme quemando el sol de tus encantos
Quiero ser la última mordida de tu voraz madrugada.
Déjame ser la saciedad infinita, esa que tu tanto amas.

Si Tú me dices: "¡Ven!", lo dejo todo...

Si Tú me dices: "¡Ven!", lo dejo todo...
No volveré siquiera la mirada
para mirar a la mujer amada...
Pero dímelo fuerte, de tal modo

que tu voz, como toque de llamada,
vibre hasta en el más íntimo recodo
del ser, levante el alma de su lodo
y hiera el corazón como una espada.

Si Tú me dices: "¡Ven!", todo lo dejo.
Llegaré a tu santuario casi viejo,
y al fulgor de la luz crepuscular;

mas he de compensarte mi retardo,
difundiéndome, ¡oh Cristo!, como un nardo
de perfume sutil, ante tu altar.

Nota: Este poema, como muchos sabran, es de
Amado Nervo, y por lo que pueden ver
yo a veces ne identifico con el. Bueno el
punto es que aca un pequeño homenaje a un
gran mentor.
Artifex vitae, artifex sui